Hola ¿Cómo estás?
Hoy quiero meterme en un tema difícil y es el de “los adultos rotos”
Existen frases que dicen “Es más fácil construir niños fuertes que reparar adultos rotos” o “Sé el adulto que necesitabas cuando eras niño”
Una gran verdad que nos develó el avance en las investigaciones médicas sobre neurociencia, genética, ciencias conductuales y psicológicas, es que en la infancia y en la adolescencia se define la salud mental del adulto y las herramientas con las que contará para afrontar un mundo que no podrá manejar. Ya que al mundo no se lo “maneja”, sino que uno se adapta o no a él. Es entender que el mundo sigue girando más allá de nosotros, y que no todo lo podemos controlar. Esta diferencia puede parecerte una tontería, pero es elemental para entender cómo a veces nos cuesta superar los problemas, y saber que las armas para luchar están en nuestras propias habilidades.
Nuestra imagen es una de estas armas y es en la que menos atención se pone muchas veces.
Pst! Podés oir esta nota desde el programa de Podcast que tengo que se llama «Consultorio de imagen» Lo encontrás en Spotify, Apple Podcasts y Google Podcasts.
Que un niño reciba cargadas en el colegio por su aspecto físico, y que se pueda transformar en bullying, que un adolescente perciba su imagen en el espejo de manera tergiversada y caiga en conductas alimenticias complejas. Que un joven en su primera entrevista de trabajo no se sienta seguro respecto a su imagen frente a su entrevistador y eso lo cohíba. Son señales de lo importante que son los efectos de la imagen en la vida temprana.
Me dirás -es culpa de la sociedad Noeh que nos pone tantas reglas, son los malditos cánones estéticos, son los medios, son las redes sociales…-
Uf! Hay tantos culpables externos ¿no? Pero también me pregunto… ¿Y la mirada hacia dentro para cuándo?
Que parte de esa culpa la tiene la decisión que tomaste respecto a tu propia relación con la imagen, que parte de la culpa la tiene esa relación que te heredaron tus padres, y esas convenciones familiares que asimilaste como propias…No niego que existen estándares de belleza a nivel social muchas veces irreales, pero cada vez el concepto de belleza está un poco más ampliado.
Hoy un referente de belleza no es necesariamente una modelo de pasarela de medidas 90-60-90, sino que puede ser una mujer con un cuerpo voluptuoso, puede ser un emprendedor o un gran empresario, una modelo con vitíligo o una influencer de 100 años de edad como Iris Apfel (si no la conocés buscala que no vas a poder creer el estilo de esa mujer)
Que culpemos del problema de la imagen siempre a cosas externas a nosotros, hace por un lado, que pongamos la carga de la culpa en cosas que sabemos que no están dentro de lo que podemos manejar, y nos termina dejando en una actitud cómoda y pasiva, de resignación, porque nada se puede cambiar… entonces ¿para qué intentarlo? ¿no? o de rebeldía y lucha, que pone el foco de la energía en el lugar equivocado. De cualquier manera lleva a que mi disconformidad interior con mi propia imagen nunca se pueda solucionar y por otro lado, lo aceptemos o no, dejamos que la relación respecto a nuestra autoestima esté en manos de los demás y de las directrices de otros, cuando la batuta la tenemos que llevar nosotros para dirigir nuestra orquesta.
Si en tus primeras relaciones con tu imagen sufriste de situaciones de inseguridad más allá del grado que hayan tenido, ¿que va a ocurrir con vos como adulto?
Muchas veces se lo supera, o se lidia a diario, pero a veces las inseguridades quedan ocultas y latentes, y salen en el momento menos pensado.
Una de las frases del inicio decía “Sé el adulto que necesitabas cuando eras niño” pero ¿cómo vas a saber serlo si aún no aprendiste a reparar ciertas cosas?
Si cuando eras chico/a tenías problemas con la imagen que te devolvía el espejo, y hoy decidiste darte por vencido/a y te dejás estar con tu apariencia, o por el contrario lo llevás a la compulsión por el entrenamiento o a dietas rigurosas, cómo vas a hacer para convertirte en ese adulto que necesiten tus hijos, tus sobrinos, tu ahijado/a?
Si sufriste de una mamá o papá exigente con el aspecto físico o el orden y hoy decidiste ser todo lo contrario, y llegaste al punto de no tener idea de qué usar, o como organizar tu armario de manera efectiva sin caer ni en la obsesión por el orden ni en la desidia. Tal vez sea hora de encontrar el equilibrio, para nosotros, y para esos niños que necesiten de nosotros.
La otra frase decía “Es más fácil construir niños fuertes que reparar adultos rotos” Sin dudas repararnos a nosotros mismos es un camino taaan difícil y que demanda de mucha constancia. Pero me cuesta creer que sin buscar repararnos primero, luego podamos construir niños fuertes.
Los niños aprenden con el ejemplo, de lo que ven, no solo de lo que les decimos. Si hoy te da vergüenza tu propia apariencia, es muy difícil que puedas enseñarle a un niño sobre autoestima, y que pueda aprender a manejar situaciones referidas a su propia apariencia, ya sean simples o complejas, como las relacionadas al bullying. Recordá que lo que hoy ese niño no pueda gestionar, será lo que arrastre hasta su adultez, así como tal vez te pasó también a vos.
Muchos somos adultos rotos que tenemos que aprender a repararnos dentro de nuestro desarrollo personal para poder alivianar la carga, y así alcanzar diferentes objetivos, ya sea en el plano personal, en el plano laboral o en ambos.
Algunos deben aprender a construir una familia más sana de la que tuvieron, otros deben aprender a romper con prejuicios familiares, hay quienes necesitan sanar su relación con el dinero para lograr una mejora económica, y otros tantos deberán curar su relación con su imagen para poder mejorar su autoestima, generar coherencia entre su yo interior y el exterior, mejorar su comunicación con el entorno y por qué no reparar lo que se haya quebrado.
Hoy te hablo a vos que estás del otro lado como una adulta rota que tuvo que reconstruirse. Te adelanto que la tarea no es simple pero vale mucho la pena, Y claro no necesitás hacerlo solo/a